El gallo es un pescado de la familia Scophthalmidae. Habita en el Cantábrico, la zona occidental del mar Mediterráneo y en la zona nororiental del Atlántico.

Vive desde en aguas poco profundas hasta superar los 400 metros de profundidad, y en algunos casos pueden encontrarse incluso a 800 metros. Habita en los fondos arenosos.

Su alimentación consiste en peces pequeños, cefalópodos y crustáceos.

Su cuerpo tiene forma aplanada y alargada, es fino y traslúcido, con ambos ojos en la parte izquierda de su cuerpo separados por  una cresta de hueso. Su boca tiene una espina en la zona inferior de la mandíbula, haciéndola más larga que la superior. En su lado ciego tiene escamas.

Su lado ciego tiende a tener un color crema y su lado con rango de visión es capaz de adaptarse al ambiente al que está. Su forma de ocultarse y cazar es levantar una columna de arena moviendo su aleta pélvica en conjunto con su aleta dorsal. Aprovecha el estar escondido para cazar a sus presas.

Sus crías nacen con los ojos en ambos lados y con el paso del tiempo se van desplazando al lazo izquierdo hasta llegar a su forma adulta, donde solo tienen campo de visión en uno de sus lados.

Es un pescado que produce una digestión fácil además de tener un sabor suave y tener una carne delicada, por lo que cocinarlo es sencillo, y es apto para todas las edades. Además al ser un pescado blanco, contiene poca grasa por lo que es una buena opción para dietas hipocalóricas.

Tiende a confundirse con otros pescados planos como la “peluda”, pero son fácilmente diferenciables si nos fijamos en su color oscuro o en las manchas a lo largo de su cuerpo.