La caballa es un pescado de la familia de los Scombridae. Es un pescado muy abundante en el oceáno Atlántico y en el mar Mediterráneo.

Su cuerpo es delgado y comprimido, contando con dos aletas dorsales distanciadas, unas aletas pectorales de corta longitud, y una aleta anal acompañada de siete aletillas.

Su aleta caudal también va acompañada de una fila de aletas de menor tamaño.

Está cubierto de escamas exceptuando la cabeza y la coloración de estas es blanca en la zona del vientre contando con rayas en dirección vertical de tono azul oscuro o color negro en la zona del lomo.

Su alimentación varía a lo largo de su vida, siendo omnívoro cuando es joven (comiendo detritos y despojos de las costas) y siendo carnívoro depredador al llegar a la edad adulta, alimentándose de peces más pequeños, moluscos y crustáceos.

Es un pescado social, ya que se desplaza en grandes bancos, sobretodo a la hora de realizar sus migraciones. Una vez terminan estas migraciones se dispersan en grupos más pequeños para alimentarse y buscar comida.

En época invernal la caballa baja hasta los 170 metros de profundidad y deja de alimentarse, para volver a la superficie y las aguas cálidas en primavera. Cuando el tiempo va mejorando se reagrupan en bancos y suben a la superficie.

Un beneficio importante que nos aporta la caballa es su alto contenido en yodo, el cual ayuda a regular el correcto funcionamiento de la glándula tiroidea. Esta glándula ayuda a gestionar el crecimiento del feto, por lo que es un pescado muy beneficioso para mujeres en estado de embarazo.

A veces este pescado puede confundirse con el verdel (también conocido como estornino), pero se diferencian debido a que el dorso tiene un color más claro y sus escamas contienen unos dibujos más irregulares.